
Nada se pierde, la madera se transforma. Un material sumamente noble. Lo podés utilizar a la hora de la comida, en el momento del descanso. En tu lugar de trabajo. Para cuidar largamente un vino. Cantidades de usos. Y si a eso le sumamos la tecnología aplicada, el combo es ideal. Pero para llegar a ese punto necesitamos árboles. En Conexión Agro hablamos con la ingeniera agrónoma Natalia Naves, que está en el Centro Tecnológico de la Madera y también en la Dirección Nacional de Desarrollo Foresto Industrial.
El centro depende de la Universidad Nacional de Cuyo y fue una obra que se financió con un programa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A partir del año 2016 empezaron todas las inversiones. Se generaron establecimientos con maquinaria para mejorar todo lo que es la primera y segunda transformación, o sea, máquinas de aserrado y máquinas de re manufactura.El objetivo es que no haya ningún tipo de desperdicio. Se firmó un convenio con una empresa privada y la UNCuyo para redondear el valor a la madera.
Natalia Naves dice que los árboles tienen un valor escénico. Escuchá la nota
“Cuando alguien dibuja a Mendoza, dibuja el álamo, dibuja la montaña y te dibuja un álamo criollo. No dibuja un pino o un fresno, por eso aporta un valor cultural y un valor de negocio que está vinculado a la productividad. Es el valor agregado que se le puede dar cuando uno transforma esa madera, desde un lápiz, hasta un palito de helado o un mueble de alta gama de una cocina”.


¿Qué potencial forestal tiene Mendoza también como materia de diversificación de la matriz productiva producción?
“El potencial forestal está muy asociado a una demanda industrial, entonces hoy aproximadamente tenés casi 7.000 hectáreas que están en pie de madera, que esas 7.000 hectáreas uno podría pensar fácilmente que se pueden cuadruplicar. ¿En qué me baso en esto? En que años 80 acá tenías alrededor de 30.000 hectáreas forestadas en Mendoza. Después lo que no hubo fue una tasa de reposición, porque estamos hablando de turnos de plazos que son muy distintos a los cultivos que nosotros manejamos”.
¿Cuáles son las deudas que tenemos los mendocinos con el tema bosques?
“Por un lado tenemos todo lo que hace a conservación de lo que es el bosque nativo, que nosotros normalmente lo llamamos monte, pero técnicamente son bosques. Ahí hablamos de requisitos de conservación y te puedo nombrar muchas zonas de Mendoza, como pueden ser Ñacuñán, Telteca, zonas de transición que existen entre los oasis de regadío. Por otro lado, a lo que hace referencia al bosque cultivado, que es clave por la valoración ecosistémica. También, en el sentido en que vos podés tener ecosistemas que están conformados por plagas, por insectos, por animales que cumplen parte de su ciclo gracias a la ubicación de los bosques.
Entonces, respondiendo a tu pregunta, uno debería ver cómo incorpora, no tan solo esa valoración ecosistémica, sino también cómo la vuelve negocio desde ese punto de vista”.