El viticultor agregó: «Creo que estamos en una coyuntura interesante para pensar la ruralidad y para imaginar contextos en los que las empresas no necesariamente tengan muchos viñedos sino que puedan trabajar con proveedores de altísima calidad que nos permitan sostener a esta red de gente viviendo de la uva».
Vigil remarcó que «Mendoza no puede crecer mucho más en vitivinicultura». El ingeniero agrónomo dijo que «hoy vemos zonas que están saliendo de producción porque ingresan cultivos con mayor rentabilidad. Entonces es probable que nos vayamos concentrando hacia zonas de calidad, que de todos modos están muy limitadas por la falta de agua».
«La gente está tomando menos pero mejor«, dijo a Conexión Agro y Alterrados Alejandro Vigil. «Tenemos que encontrar la manera de que nuestras zonas de alta calidad incorporen cultivos que sean más eficientes y más rentables por metro cuadrado cultivado. Es hacia allí que tenemos que ir».
Contra muchos analistas del mercado del vino, el referente opinó que «hoy no es factible sostenerse con la baja gama«. «Veo muy difícil crecer en esos segmentos; aunque sí creo que en algunas zonas podríamos hacer volumen con una calidad distintiva. La uva criolla o el Bonarda llegan bien al segmento de chicos de entre 20 y 30 años; son un buen ingreso al mundo del vino.
«Obviamente, no quiero que salga de la mesa nuestro vino del día a día. Hasta hace muy poco, mi padre compraba sus dos damajuanas semanales. Eso no lo tenemos que perder, pero a la vez hay que tener en cuenta que existe una tendencia mundial que va para otro lado. Como empresarios y como Estado tenemos que mirar eso. Y armar los colchones para que después las caídas no sean tan dañinas«.