El estudio mendocino Dizen, referente en etiquetas de vino, obtuvo uno de los premios más prestigiosos del mundo en diseño de packaging
Consiguió el Pentawards Silver por su trabajo para el vino Kanobos, de la bodega Carinae. Ha realizado trabajos para empresas de Argentina, Chile, Uruguay, México y Francia.
El estudio fue fundado por los diseñadores Ignacio Eguiguren y Laura Goenaga y lleva más de 23 años especializándose en el diseño de etiquetas de vinos, bebidas y espirituosas, con clientes en Argentina, Chile, Uruguay, México y Francia. Entre ellos se destacan Bodega Escorihuela Gascón, Trivento, Santa Carolina, Familia Deicas, Lurton, Doña Paula, Cruzat, Casarena, Flechas de los Andes y Cuvelier Los Andes.
“El jurado de Pentawards, un concurso global cuya gala anual se realizó este año en Amsterdam, reconoció en Kanobos una síntesis entre idea, estética y técnica. Es una etiqueta que trasciende lo visual: cuenta una historia, conecta con la emoción y hace que el consumidor quiera tocarla, observarla y descubrirla”, explican Eguiguren y Goenaga.
“Para nosotros, este reconocimiento significa trascender fronteras y confirmar que el diseño argentino puede dialogar de igual a igual con los grandes referentes internacionales. Es la validación de más de dos décadas dedicadas al mundo del vino y un gran reconocimiento para nuestro equipo de diseñadores, conformado por Paula Menéndez, Rosario Bassa y Mario Montaño”, agregan.

Una etiqueta que mira al cielo
El proyecto distinguido fue el del vino Kanobos, ícono de Bodega Carinae, una bodega familiar ubicada en Maipú, Mendoza. Este blend de Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah inspiró a Dizen a construir un universo visual poético y elegante.
“El gran desafío fue evocar el universo y las constelaciones. Queríamos que la etiqueta reflejara el espíritu de descubrimiento y conexión con el cosmos, del mismo modo que los antiguos navegantes encontraban guía en las estrellas”, explican sus creadores.
El resultado es una botella que fusiona arte, técnica y emoción. Sobre el vidrio, un mapa estelar se insinúa con líneas y puntos que remiten a constelaciones, como si la botella fuera una ventana al cielo nocturno. En el centro, una pequeña etiqueta de papel resalta el nombre Carinae Kanobos en una tipografía moderna y precisa, acompañada de un sello metálico dorado que aporta exclusividad.
La paleta -negro profundo, dorado y sutiles toques de blanco- refuerza la sensación de sofisticación y misterio, transmitiendo la idea de un vino premium inspirado en la exploración y la belleza del universo.

Herramienta de comunicación y venta
El proceso de diseño se desarrolló en cuatro etapas: conceptualización, exploración visual, desarrollo de identidad y materialización. Partiendo de la idea de las constelaciones como símbolo de guía y destino, el estudio investigó mapas celestes, geometrías y composiciones que evocaran el cosmos. Cada línea fue pensada como parte de un mapa estelar y cada textura como un detalle táctil que invita al descubrimiento.
La materialización final combinó tres recursos complementarios -vitrificado, etiqueta en papel y etiqueta metálica- logrando una pieza que destaca tanto por su sofisticación técnica como por su coherencia conceptual.
Para Eguiguren y Goenaga, el diseño de etiquetas es mucho más que una cuestión estética: es una herramienta estratégica de comunicación y venta. “Una etiqueta debe contar una historia y transmitir valores para generar deseo. En un mercado saturado de propuestas, solo aquellas que nacen de una idea auténtica logran destacarse y construir identidad de marca”, sostienen.