Luigi Bosca presentó su nueva cosecha de PARAÍSO. Se trata de un blend que deja en cada copa el reflejo de 120 años de historia de la Bodega. Rinde homenaje a la finca de Maipú que lleva su nombre, que fue hogar de las cuatro generaciones de Arizu. En el evento Alberto Arizu (h) aprovechó para levantar la mano y llamar la atención sobre una problemática que genera preocupación en el mundo del vino. La demonización de las bebidas alcohólicas. En este paquete entra nuestra bebida nacional, que tiene muchas características positivas y beneficiosas para la salud.
Alterrados: ¿Cuál es la preocupación que tiene el sector hoy?
Alberto Arizu: El vino tiene una historia, un legado muy distinto y particularmente es patrimonio de la humanidad, ya que tiene más de 8.000 años, y no tenemos que prohibir a las futuras generaciones vivir ese patrimonio cultural. Es parte de la identidad, es parte de la cultura y en Argentina en particular somos parte de esa identidad cultural del vino. Nos preocupa ser generalizados y englobados en el concepto «alcohol».
P: Y en este mundo en donde el vino tiene otras competencias, no solamente la cerveza, las bebidas saborizadas, sino también las drogas recreativas y tal vez hasta los hábitos de consumo. ¿Cómo se está replanteando esto la industria?
R: Bueno, creo que hay un lugar especial para el vino, es verdad que en el fondo estamos hablando de estimulantes y de pequeños placeres y satisfacciones que muchas personas optan de distinta manera, el alcohol era muy importante, lo ha sido muy importante en las últimas décadas, hoy tenés otro tipo de estimulantes, lamentablemente, porque hace más daño, pero creo que el vino está separado de eso. El vino tiene que ver con la comida, con la mesa, con el compartir. Es un actor fundamental en todo eso y tenemos que seguir promoviendo ese diferencial. No existe una buena cena, una buena comida sin vino, no existe una buena conversación sin vino, las drogas estimulantes no te hacen una buena conversación, todo lo contrario.

«El vino es alimento y genera vínculos»
P: ¿Y cómo invitar a las nuevas generaciones? Porque obviamente aparece, y está bien que aparezca el consumo de alimentos más sanos, salir de los ultraprocesados, la onda fit, etc. ¿Cómo invitar a esa gente que está en esa onda?
R: Creo que es un gran desafío para nuestros equipos, para saber cómo seducirlo, me parece que hay que replantearse un montón de cosas, hay que volver a repensar los mensajes, hay que volver a repensar de qué manera abordamos el vino, más allá de la complejidad que significa un vino, de todo lo que significa, de todo el trabajo que hay detrás, creo que hay un momento en el cual se puede bajar perfectamente para que la gente lo entienda, para que la gente lo adopte, para que la gente se sienta en confianza con una bebida tan especial.
P:¿Y que pensaron para eso?
R: En el mensaje tratamos de evitar los aspectos técnicos, de describir un vino desde lo técnico. Para nosotros un vino tiene mucho más de lo emocional que de lo técnico, es mucho más el desafío. Cada año, cada vendimia, es una guerra, es una guerra contra el clima, algo que no podemos controlar, es una batalla contra las vides, que son seres vivos que tienen un comportamiento muy particular. Sin embargo, la guerra más importante de todas es contra nosotros mismos, contra nuestros temores, nuestros miedos, nuestros aciertos, nuestros momentos de esplendor. Creo que el ser humano es el detonante principal que tienen los vinos hoy, y creo que eso es lo que nosotros tenemos que comunicar. Más desde lo sentimental, más de lo que significa para nosotros, que lo que técnicamente costó hacer un vino.

Finca El Paraíso ha sido la residencia privada de la familia Arizu durante más de cuatro generaciones. Desde hace tiempo tiene abiertas sus puertas para ofrecer distintas experiencias. Esta visita te llevará a uno de los lugares más emblemáticos de Mendoza, con degustaciones de vinos coleccionables y gastronomía de clase mundial.
Luigi Bosca presentó la nueva añada de Paraíso, un vino que homenajea a las cuatro generaciones de la familia Arizu y honra el legado de las que vendrán. En él, Mendoza se expresa con la misma grandeza que los grandes íconos internacionales, pero con alma propia.
En un exclusivo evento realizado en Finca El Paraíso, Luigi Bosca presentó la nueva añada 2022 de Paraíso, un vino que revela 125 años de historia custodiando los mejores viñedos de Mendoza, con una visión clara: la búsqueda incansable de la excelencia. Elegante, armónico y preciso, Paraíso combina tradición y vanguardia, con un poder de guarda que lo proyecta como un vino de colección.
La añada 2022 de Paraíso se mantiene fiel a la identidad de sus orígenes y a las dos cepas que lo componen: Malbec y Cabernet Sauvignon, provenientes de las mejores parcelas de Gualtallary, Altamira, Los Árboles y Vistalba.
“Paraíso representa para nuestra familia la búsqueda de lo que significa un verdadero clásico: un vino que se mantiene consistente a su estilo, fiel a su esencia y a los valores que le dieron origen. Cada añada reafirma esa convicción, trascendiendo modas y expresando, año tras año, la misma elegancia y armonía que lo definen”, afirmó Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia Arizu.
La selección minuciosa para la elaboración de este vino devuelve a Luigi Bosca un resultado único y la certeza de que la calidad está siempre por encima de las características del año.
“En cada añada, nuestra filosofía se sostiene con rigor: respetamos puntos de madurez precisos para lograr frescura y concentración de frutas rojas y negras, alcanzando un equilibrio natural entre acidez y alcohol. El resultado es un vino de concentración y precisión notables, armonioso, cuyo sello más distintivo es su refinada elegancia”, destacó Pablo Cúneo, Director de Enología de Bodega Luigi Bosca.
Con este lanzamiento, Luigi Bosca consolida a Paraíso como un clásico atemporal, expresión de una elegancia que trasciende el tiempo y de una vocación por crear vinos que permanecen.

Descripción del vino:
Luigi Bosca Paraíso 2022 está compuesto por Malbec (64%) y Cabernet Sauvignon (36%) de parcelas seleccionadas del Valle de Uco y Luján de Cuyo, que se destaca por su frescura, suavidad y armonía. Es un tinto de color rojo violáceo, brillante y profundo, que despliega aromas intensos a fruta roja fresca, como ciruelas, moras, frambuesas, combinadas con notas especiadas de tomillo y pimienta. En boca es elegante, de gran amplitud y un carácter frutal muy bien integrado con las notas de crianza. Tiene un final de boca persistente y sabroso.
Puede adquirirse en la tienda online de la bodega y en Finca El Paraíso. El precio por botella es de $150.500 (IVA incluido) y se vende en caja de madera por 4 unidades.