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Preocupa cada vez más la demonización del vino

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Fuerte reclamo de la Academia internacional del vino a Naciones Unidas

En una Carta abierta, la Academia se dirigió a los organismos reguladores de la ONU, instándolos a no considerar al vino como una bebida alcohólica más. Reclama un equilibrio entre la prevención sanitaria y el respeto cultural.

El ingeniero agrónomo y viticultor Roberto de la Mota dijo a Agro Recargado de Aconcagua Radio, que era absolutamente necesario que la Academia tiene que decir que es necesario separar al vino de cualquier otra bebida alcohólica.

«Lo más importante fue que esa nota tuvo una acogida a nivel mundial excelente. Yo creo que uno de los errores que cometió la industria vitivinícola hace mucho tiempo es permitir que el vino sea incluido como una bebida alcohólica más. Yo creo que nosotros ahí cometimos un error en no explicar, por lo menos que sí, que efectivamente el vino tiene 12, 13, 14% de alcohol, pero tiene una enorme cantidad de otros componentes que son positivos para la salud, que no son negativos».

«No es una bebida que tiene agua y alcohol nada más. Entonces, sumir al vino en una molécula nada más, que es el alcohol, y olvidarse de todo lo demás, que significan estos 8.000 años de historia, es un poco limitado».

Agro Recargado: ¿Hay campañas en contra del vino?

De la Mota: Hay campañas que tienen muchísimo más poder económico que la viticultura. Las bebidas energizantes son mucho más nocivas para la salud que el vino, por los contenidos de azúcar que tienen, por las otras moléculas que componen. Pero el dinero que tienen las bebidas energizantes en los deportes de elite y demás, mueven tanto, y no hay campañas en contra de esas bebidas que son mucho más nocivas que el vino.

AR: ¿Crees que fuimos, Roberto, responsables, los comunicadores, o la gente que se dedica a comunicar el vino en esto de complicar el mensaje desde hace tiempo?

DLM: Eso lo he escuchado muchas veces. Puede tener algo de razón, en el sentido de que por ahí nosotros cuando hablamos del vino, tratamos de hablar de forma compleja, de todos los atributos que tiene un vino, de sus combinaciones y maridajes con la comida. Bueno, indudablemente hay un sufrimiento por eso, porque hay mucha gente que dice, mirá, yo no entiendo tanto, no me quiero complicar la vida.

Eso puede suceder, no voy a decir que no. También tengo que decirte algo que capaz que me equivoque, pero lo tengo que decir, porque es lo que pienso: El vino, como bebida, es una bebida cultural. Entonces, creo que en un mundo donde la cultura no está en boga, el vino también sufre.

Hay un montón de factores que van en contra del consumo. Yo creo que una de las cosas de las que nadie habla, pero a mí me parece que tiene influencias también, es el poder compartir una comida en familia.

Sí, sí. Cuando vos compartís una comida en familia, donde hay un padre, un abuelo, que toma vino, que le explica a sus hijos lo que está haciendo y demás, porque lo aprecia, lo percibe, se transmite. Nosotros todos, nuestra generación, aprendió a consumir vino con su padre. Cuando le daban un chorrito de vino en un vaso lleno de soda. Y bueno, cuando eso no se transmite, es difícil».

Aquí el texto completo de la Carta Abierta

LLAMAMIENTO DE LA ACADEMIA INTERNACIONAL DEL VINO A LOS JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO REUNIDOS EN NUEVA YORK CON MOTIVO DE LA ASAMBLEA GENERAL DEL 80º ANIVERSARIO DE LA ONU

Excelencias, Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno:

¿Cómo prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles sin renegar de nuestras culturas y sin borrar lo que da vida a nuestras civilizaciones? Ese será el equilibrio que deberán encontrar el próximo 25 de septiembre, con ocasión de la 4ª reunión de alto nivel de la ONU sobre prevención y control de estas enfermedades, así como la promoción de la salud mental y el bienestar.

El vino se halla en el centro de esta cuestión. Con demasiada frecuencia la controversia se le reduce a una simple molécula de alcohol, se le acusa de ser una droga, y rara vez se valora lo que representa en la cultura universal. Desde veinte países distintos, los miembros de la Academia Internacional del Vino alertamos del peligro de reducir el vino a un mero riesgo sanitario, olvidando su dimensión cultural, social y humana.

DESNORMALIZAR EL VINO ES ANIQUILAR UN LEGADO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
El vino encarna ocho milenios de historia, de convivencia, alegría y de compartir; el vínculo con la tierra y con los paisajes; un lenguaje universal que une a los pueblos: Georgia con Grecia, Oregón con Toscana, Francia con Nueva Zelanda. Singular y universal, expresa paciencia frente al tiempo, humildad frente a la tierra y deseo de celebrar juntos. Ofrecer vino es invitar a la paz, la amistad y la fraternidad.
Consumido con moderación, defiende la cultura del gusto, la mesura y el lazo que une continentes, pueblos y generaciones. Preferimos la degustación al abuso y concebimos la salud también como bienestar social, mental y familiar, inseparable de la alegría de vivir.

DESNORMALIZAR EL VINO ES NEGAR SUS BENEFICIOS Y CERRAR EL DEBATE CIENTÍFICO
Un informe de la NASEM (Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EE. UU.) concluye que «en comparación con la abstinencia total, el consumo moderado se asocia a una menor mortalidad por todas las causas». No adoptamos una posición científica, pero, como numerosos expertos, lamentamos la falta de un ensayo aleatorio a gran escala que permita juicios sólidos, y no solo datos observacionales insuficientes.

DESNORMALIZAR EL VINO ES OPTAR POR LA PROHIBICIÓN EN LUGAR DE LA EDUCACIÓN Y LA LIBERTAD
No ignoramos los peligros del exceso ni la necesidad de proteger a los vulnerables y combatir abusos. Asumimos esa responsabilidad sin ambigüedad: solo mediante la educación se aprende a degustar, comparar y apreciar el vino con moderación, convirtiendo al consumidor en embajador de la mesura.
La pedagogía preserva la libertad individual sin abusos, promueve responsabilidad y autocontrol. El vino expresa así su verdad en la transmisión de saberes y gestos, y en el aprendizaje de la medida.

Por todo ello, Excelencias, les instamos a un enfoque equilibrado: combatir excesos, pero reconocer la moderación; prevenir riesgos, pero preservar el vínculo profundo del hombre con la tierra; proteger la salud pública, pero respetar culturas y tradiciones. Porque preservar el vino es defender una civilización, un arte de vivir, un patrimonio universal vivo y, en definitiva, proteger a una humanidad que lo ha construido y transmitido durante milenios.

 

Fundada en 1971, la Academia Internacional del Vino es un espacio de reflexión colegiado y responsable, que reúne a un centenar de miembros de unas veinte nacionalidades diferentes. A través de sus trabajos,la Academia Internacional del Vino busca contribuir a la mejora de los métodos de viticultura y de elaboración del vino, en un enfoque respetuoso con la naturaleza y orientado hacia estándares de calidad cada vez más elevados.

La Academia Internacional del Vino lleva a cabo sus reflexiones y dirige sus debates con total independencia de las instituciones gubernamentales, de las autoridades de regulación y de las influencias privadas. Sus miembros son principalmente productores, científicos, sumilleres y periodistas. La admisión se realiza por cooptación, y todos comparten una ética común: producir vinos ligados a su terroir, elaborados respetando a las tradiciones y usos locales, con un objetivo de calidad y sostenibilidad, fruto de una larga historia y de antiguas tradiciones.
El cambio climático, la biodiversidad, la viticultura regenerativa, la captura de carbono, la evolución de los métodos y dosis de los tratamientos fitosanitarios, los hábitos de consumo, así como el enriquecimiento y la preservación de los suelos, son algunos de los temas que se debaten regularmente en el seno de la Academia Internacional del Vino.

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