Enojo y bronca por las declaraciones de un funcionario nacional sobre la Corporación
Tal como sucedió con el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger, que constantemente denostó instituciones como el INTA y el INTI, dando por sentados datos falsos y mentirosos sobre cantidad de trabajadores de cada ente o de «gremialistas» o de gastos improductivos, esta vez fue el turno de un «desinformador» y de los aplaudidores del streaming. Maximiliano Fariña, que se presenta en la red X como Secretario de Transformación del Estado y Función Pública, Economista y cordobés, planteó una serie de dislates en el programa Tres Anclas, que se emite en el stream Carajo, que comanda Daniel Parisini, conocido como el Gordo Dan. En un programa hecho a la medida de los funcionarios, donde no existen repreguntas y solo cabezas que asienten, Fariña dijo sobre la Corporación Vitivinícola: «¿Qué nos dicen los productores de vino sobre la COVIAR? Por cada litro yo le tengo que pagar a esta entidad público-privada. ¿Qué hacen ellos con la guita? No sabemos. Entonces yo pongo la guita de mi bolsillo, de mis ganancias, y se la queda a un privado porque hay una ley que le permitió crear este mecanismo de robo. ¿Cuál es la contraprestación? No, no, no hay contraprestación. Nadie controla eso. Lo peor que pasa en eso es que la ley le permite al INV, que es el Instituto del Vino, si no pagan a COVIAR, le pueden cerrar la planta. Entonces los mismos de COVIAR, el sector privado, le envía mails a los productores diciendo, bueno, mirá, si no pagás…» Interviene el Gordo Dan: «Ah, son la Stasi de los vinos, loco. Impresionante.»
Vale recordar que la Stasi, oficialmente conocida como Ministerio para la Seguridad del Estado (Ministerium für Staatssicherheit), fue la policía secreta y servicio de inteligencia de la República Democrática Alemana (RDA), también conocida como Alemania Oriental. Operó desde 1950 hasta 1990, año de la reunificación alemana. Su objetivo principal fue la vigilancia y represión de la disidencia interna y la recopilación de inteligencia en el extranjero.
No se ven similitudes entre la COVIAR y la Stasi. Pero como decía don Julio Grondona, todo pasa. Siga, siga.

Maximiliano Fariña
En el sector, las declaraciones de Fariña cayeron como una bomba atómica. Aseguran que el destrato absoluto de un empleado público hacia quienes dirigen y trabajan en la COVIAR es fruto de la retirada y la obsecuencia de los gobiernos provinciales. Afirman que la centralización del poder en Buenos Aires, por la falta de firmeza local va a repercutir en el corto o largo plazo. Lo toman como un burla a instituciones que mucho han hecho por la vitivinicultura. Y si. Se sabe dondo va el dinero. Va a promoción del vino argentino, en el país y en el mundo. Para hacer estudios de caracterización del suelo que utiliza toda la industria. ¿Que pasará? Habrá que ir a explicarle uno por uno en CABA por qué la Coca-Cola no tiene certificado de origen y el vino si.
Un verdadero despropósito. Y llegará el momento en que quienes hacen hoy un esfuerzo muy grande por la industria vitivinícola, patearán el escritorio y la silla, colgarán los botines y que cada uno se arregle. Sálvese quien pueda. O golpee las puertas del despacho de Federico Sturzenegger. Tal vez llegue justo cuando a la motosierra se le terminó, por un rato, el combustible.