Los salones mendocinos sufren los robos hormiga de los clientes
Lo más llevado y lo más insólito
Salir de viaje implica pensar en logística. Obviamente lo que se llevará y por qué no pensar en lo que se va a traer. Ropa, regalos y casi siempre un «souvenir», el recuerdo del lugar donde uno fue feliz. Eso parecen pensar muchos comensales de los restoranes y bares mendocinos. El crecimiento de la gastronomía en nuestra provincia provocó que haya muchos sitios en los cuales recolectar «regalitos», que pueden formar parte de la decoración casera o convertirse en trofeo para mostrar a familia y amigos. Los establecimientos locales saben que este es un costo que deben asumir y las historias se cuentan de a cientos. Y no por ser bodegas o bodegones hay excepciones. De todos lados toman cosas «prestadas».
Cucharitas voladoras
Las cucharas de café están en el Top 10. Aseguran que es el producto con mayor reposición. Asi lo reconoce Maxi Mastrángelo, mánager del Universo Vigil. Dice que siempre hay que comprar. Pero eso no es todo. Destaca que en segundo lugar, sobre todo en bodegas, lo que más se roba son las copas. «Tengo un seguridad en Casa Vigil, que está antes de llegar al arco de salida, solamente para ver quién se está afanando las copas, porque algunos salen con la copa en la mano. Suele pensarse: «como es caro el restaurante, vos te podés llevar la copa, ¿viste? Como que tienen permiso para robar, digamos. Un par de copitas de más y se las quieren llevar. Pero siempre con buena onda, que se yo, está todo bien. Así que tenemos una mesa de apoyo ahí, entonces dejan las copas»
Un corte y volvemos
El dueño de un conocido restó céntrico reconoce que lo más común, es que se lleven cuchillos, sobre todo los que están hechos a medida. Afirma que en las bodegas todo lo que tenga logo desaparece. A partir de eso evitan grabar las copas.
Hace memoria y afirma que cuando tenían un local en Vistalba, en Luján de Cuyo, una señora se llevó el centro de mesa, con flores y todo, en la cartera. Rememora que le dió vergüenza ajena tener que decirle que se habían dado cuenta y dejaron que se llevara el «recuerdo».
Maxi Mastrángelo también hace referencia a que si en el restorán tenés un buen cuchillo de corte, la tentación es grande. Y agrega que también se llevan el papel higiénico, el porta jabón y muchas copas. Los saleros y pimenteros suelen convertirse en oscuros objetos de deseo.
Muchos establecimientos utilizan cuadritos con fotos para identificar los baños. También desaparecen del mapa y hay que reponerlos. ¿Tapas de inodoro dije? También se las llevan.
Nacho Bordón, que maneja distintas franquicias gastronómicas e integra la Asociación Hotelero Gastronómica de Mendoza (AEGHA), indica que en las cervecerías los vasos son un buen souvenir. Bordón reconoce que a cada rato agarran a alguien que se va yendo con el vaso en la mano o alguna chica que lo pone en su cartera. En las veredas tambien se «escapan» sillas y mesas
El empresario gastronómico y economista cuenta sus cuitas: «Del baño se afanan muchas cosas: Las tapas de los inodoros, las jaboneras, los desodorantes de ambientes o el repuesto. Las tapas de los inodoros son un clásico. Se las ponen abajo de la campera o abajo de los suéteres, en la espalda, se las enganchan en el cinturón. Las tratamos de fijar con masilla o con tornillos, sacamos la rosca, pero se las terminan ingeniando siempre».
El reconocido chef Federico Petit habla de servilletas, posavasos, cubiertos, pero pone especial énfasis en que los trofeos son las copas con logo. También desaparecieron de las mesas los pimenteros caros y sobre todo los que tienen la marca del auto del león.
Un recuerdo bastante heavy y un trueque
Para el final dejamos un par de anécdotas. Ignacio Bordón cuenta una: «Me robaron un inodoro, aunque no lo creas, y de un tercer piso. Se lo llevó un flaco que subió con un bolso. Lo vimos todo en el vídeo. Llevaba mucha ropa. Vació el bolso de esas ropas. Salió como con dos camperas puestas y en un bolso grandote metió el inodoro. Se veía que tenía la forma del inodoro. Insólito»
Y el remate tiene más que ver con la cancha de fútbol y la cuenta Maxi Mastrángelo: «Muchos clientes intercambian la remera con los empleados, porque quieren la remera de Casa Vigil que no está a la venta. Y se la sacan en medio del salón como si estuvieran en el post partido en el césped. Los brasileños dejaron camisetas de Flamenco por una del restorán.»
Nota: Las imágenes que ilustran esta nota fueron generadas con IA