Cheval des Andes comenzó su historia en el país en 1999, cuando Pierre Lurton, Gerente General de Cheval Blanc, estudió los terroirs de Las Compuertas con Roberto de la Mota y tuvo la idea de combinar la experiencia de Cheval Blanc con la expresión del Malbec.
25 años después se está construyendo su propia bodega y esto entusiasma a todo el equipo. 100 personas trabajan a toda hora para que dentro de un año pueda estrenarse una original propuesta arquitectónica que va a mezclarse con el paisaje.
La visión de Cheval des Andes es traer la filosofía de la elaboración del vino de Château Cheval Blanc -basada en el potencial de guarda y la elegancia- a la Argentina.
Rodrigo de la Mota, Noelia Pérez, Rosario Toso y Gerald Gabillet
Una larga charla con el equipo enológico va revelando detalles de una viticultura de respeto, con agricultura regenerativa y siempre en la búsqueda de la excelencia. La charla con Gerald Gabillet, Director Técnico de Cheval Des Andes transcure entre Malbec, Cabernet, un poco de Petit Verdot y por supuesto Argentina y Francia.
Pablo Pérez Delgado: ¿Cuál es la actualidad de Cheval Des Andes?
Gerald Gabillet: Con muchas cosas. Con un importante cambio del viñedo. Pasamos muchísimo tiempo en el viñedo, reestructurando algunos cuarteles, trabajando mucho en el material vegetal, algunas selecciones masales, y al final, bastante inversiones a nivel riego, y también para asegurar la producción, tela antigranizo Es un proyecto a largo plazo, y eso empieza por el viñedo. Además hemos crecido mucho en materia de recurso humano. Se hicieron muchas inversiones para mejorar la estructura de la bodega y cortar el cordón umbilical con Terrazas de los Andes, donde se vinifican nuestros vinos.
PPD: ¿Qué significa para ustedes tener la propia bodega?
GG: Significa que defendemos nuestros teruños, defendemos el hecho de ir al detalle, de conocer cada cuartel, y entonces también, y poco a poco observamos que dentro de un cuartel hay varias zonas, y la idea nuestra es, viendo en el detalle, tener un montón de tanques chiquitos para aislar y vinificar separadamente todos esos lotes. Todo eso son cosas que se interpretan desde la cosecha, y que nos gusta para permitir hacer un vino lo más complejo posible con la suma de todos esos datos.
PPD: Ustedes son muy distintos dentro de lo que es el mundo de las bodegas argentinas porque hacen un solo vino al año. Uno solo, y venden gran parte de esa producción, el 90%, fuera del mercado argentino. Vos venís de Francia y llevás 6 años en Argentina ¿Cómo es trabajar en este contexto de inestabilidad económica?
GG: Primero, lo que es importante de entender es que hay un lugar para este tipo de proyectos en la industria vitivinícola argentina. Seguro que el país es más famoso por producciones un poquito más masivas y marcas fuertes. Lo que Cheval Blanc, Pierre Lorton y, por supuesto, gracias también a Roberto de la Mota al inicio de este proyecto, lo tenían bien claro. Argentina necesitaba vinos icónicos y pensó que este tipo de proyecto corresponde perfectamente a una valorización de la uva y un trabajo en el detalle diferente. Y abriendo una pequeña puerta. Y es lo que intentamos hacer acá.
Al final, conociendo nuestros dos terroirs, Las Compuertas (Luján de Cuyo) y Altamira (San Carlos), que son muy complementarios para nosotros. Y al final, hay un lugar y Argentina necesita algunas locomotoras para tirar un poquito por arriba. Hablo con la mirada de un europeo que ha crecido en Burdeos, que ha visto los vinos icónicos desde chiquito y eso hizo el prestigio de Burdeos.
Y Argentina necesitaba un poquito, para mí, más prestigio a nivel internacional para ir a competir, como digo, en general en la Champions League. Porque es eso que va a tirar todo y cortar un poquito la imagen de Argentina del Malbec. Y eso posiciona a Argentina más arriba.
PPD: ¿Vos crees que Argentina tiene que comunicar más que Malbec?
GG: Argentina debería comunicar sus terroirs. Y después definir bien cuáles son las variedades que mejor se adaptan a cada terroir o cada zona. Está un poquito mezclado. Seguro el Malbec tiene un lugar dominante, predominante. Está bien a nivel imagen, hace un ruido en los mercados, pero al final achica un poquito el alcance de lo que existe en Argentina. Nosotros lo reivindicamos más y más acá. Cheval creó un corte con más Cabernet Sauvignon que Malbec. Y porque el Malbec era la imagen de Argentina, los winemakers hicieron un corte con más Malbec que Cabernet porque al final la distribución lo pedía, porque era más coherente con lo que se comunicaba a nivel internacional sobre Argentina. Pero hoy en día volvemos a un corte con más Cabernet que Malbec. En nuestros terroirs, sobre todo acá en Las Compuertas, hemos plantado dos hectáreas de Cabernet Sauvignon. También en Altamira tenemos Cabernet Sauvignon fantásticos.
Y eso es una variedad reina para nosotros a nivel internacional, para los consumidores. Y la gente está lista a poner plata en un gran Cabernet Sauvignon.
PPD: ¿Cómo estás viendo el tema del consumo? Porque Argentina tuvo su momento de gran consumo, después empezó a bajar y esto se ve en todo el mundo.
GG: En todo el mundo está bajando el consumo. Seguro que el consumo del vino depende mucho también de la situación económica de cada país, porque el vino no es la prioridad a nivel consumo de una familia. Lo que hemos observado en Francia es que, por suerte, hay una generación, la nueva generación, que se educa con el vino. Muchos wine bars se abrieron en París, en Bordeaux. Lo he visto también en Mendoza. Son necesarios esos lugares para compartir el vino. Es un vino que, al final, vas a un bar de vinos para compartir con tus amigos, charlar, y descubrir productos. Entonces, si tenés un buen sommelier que te recomienda, te activa un poquito la educación, tu propia educación con el vino, y te permite abrir un poquito los ojos sobre los niveles de productos, la calidad que existe. Y, como pienso que el ser humano es curioso, te desata la búsqueda.
Eso es bastante positivo. Después, como acá, tuvo también, y hay todavía, la competencia con la cerveza. Pero, la buena sorpresa fue que hubo un balance de consumo entre la cerveza y el vino. La gente tenía mucho miedo de que la cerveza tomara una posición muy alta, y al final, no es el mismo consumo, no es la misma gente. Pienso que viene el vino más tarde, en general. La cerveza es más accesible por un tema de precio, un tema de volumen. Yo he consumido bastante cerveza también, he empezado con la cerveza.
PPD: ¿Cómo ves el mercado asiático? Porque es un mercado sumamente importante.
GG: Para Francia es muy importante, o lo fue, no sé. Al final, China no comunica mucho sobre su situación interna, pero hay una crisis económica muy fuerte en China. Los sueldos de todos los empleados públicos bajaron. Entonces esta gente no compra más productos para disfrutar. Por supuesto, impacta las ventas de vinos de Francia, de Chile o de Australia, que eran los vinos principales del mercado chino.
Entonces, este tipo de mercado, cuando está en crisis, impacta mucho los vinos. Entonces, nosotros que teníamos a China en la mira, quedó frenado.
Pero no hay solo China en Asia. La puerta de entrada era Hong Kong, y ahora toda la gente de Hong Kong se fue a vivir en Singapur. Entonces Singapur es un mercado interesante y ahora está explotando. Hong Kong, Singapur, Corea del Sur, Japón, que es un mercado muy tradicional, eso tienes que ir para desarrollar. Pero son mercados que compran vinos y vinos de alta gama. Y hay mercados que la gente olvida. Un país como Indonesia, que es el país más musulmán del mundo, hay casi 70-80% de la población que toma alcohol a pesar de la religión. Y es un mercado muy difícil para desarrollar tu marca por la burocracia, pero hay que hacerlo.
PPD: ¿Cuál ves como un mercado interesante para explorar en América Latina?
GG: Brasil es un mercado fuerte para los vinos argentinos. Perú y todo el vínculo con la gastronomía. Al final, ellos buscan buenos vinos argentinos para el maridaje en sus grandes restaurantes. La fuerza de los vinos argentinos es la expresión inmediata, el placer inmediato. Y eso le encanta a la gente. No tienen que guardar las botellas 10 años para consumirlos. Después, en Europa, en Inglaterra, en Francia también, en Bélgica, la gente compra su caja, va a probar una botella y va a esperar el tiempo y seguir la evolución del vino todos los años.
PPD: ¿Qué te gustaría decir de Cheval? ¿Por qué alguien debería comprar un vino de Cheval en algún momento o tratar de probarlo?
GG: Es una experiencia… Primero, tenemos un nombre francés. Somos un poquito raros. Es un proyecto un poco raro para Mendoza, pero raro en el buen sentido. Es un proyecto que tiene una visión muy clara, una dirección clara, sobre todo con el apoyo de uno de los vinos más icónicos del mundo, Chateau Cheval Blanc, que es nuestro gran hermano, que nos apoya mucho, que se involucra mucho en este proyecto. Es un vino argentino, por varias razones, pero es una interpretación y una filosofía diferentes, y yo pienso que eso activa la curiosidad de los consumidores. Y entiendo que es un vino bastante caro para el mercado interno, pero vale la pena vivir esa experiencia. El día que he probado un gran Chateau, he entendido lo que era un gran vino, porque la sensación fue una explosión de sabores, una textura diferente, y llama mucho la atención a querer saber más sobre este producto.
PPD: ¿Después de estos 6 años que estás viviendo en la Argentina, qué es lo que más disfrutás de este país?
GG: La gente. La gente. Hay una calidad… No sé si específico a Argentina, porque he viajado un poquito a Brasil también, los latinos tienen eso, y eso te cambia la vida. Te cambia la vida de ver a mis hijos, los abrazos, el contacto. En Francia somos bastante fríos, y la historia atrás. Después es diferente si vas al sur de Francia o al norte. Toda Argentina se disfruta, la idiosincrasia del lugar. El clima de Mendoza es fantástico, tener esa montaña todos los días, mirarla, te activa. Para mí, es uno de los lugares únicos que hay en el mundo. Sobre todo, tenemos una vista linda donde trabajamos. Mucha gente que viene a la bodega nos dice que tenemos la oficina la más linda del mundo.
Sobre Gerald
Oriundo de Burdeos, obtuvo una maestría en Enología y un diploma en Vitivinicultura en el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino de Burdeos (Universidad de Burdeos). Desde 2004 hasta 2006, ocupó el cargo de jefe de bodega en Château Destieux, un Grand Cru Classé de Saint Emilion. En 2006, fue el enólogo y embajador de Château Beauregard en Pomerol. Antes de unirse a Cheval des Andes como director técnico en 2018, Gérald fue director técnico adjunto de Château Angelus, 1er Grand Cru Classé “A” de Saint Emilion desde 2013. Trabaja en estrecha colaboración con el equipo de Château Cheval Blanc a lo largo de todo el proceso de elaboración de vinos del Grand Cru de los Andes.